jvnavarro

CON ESTO ME VISTO Y SALGO A LA CALLE

Aparto la mirada sobre aquello que me gusta,
en la vida muchas veces tenemos que tomar fuertes decisiones,
el rumor de los vientos del Norte sobre las tumbas,
allí donde descansan los muertos, es el de siempre.

Con esto me visto y salgo a la calle
y ella, mi alma, me dice que siga hacia adelante,
la vida es sal y azúcar,
es el blues de un cantante salido de un suspiro del aire.

En los días en que el cielo se ve del color de la muerte,
incluso en las noches de besos ardientes,
dejamos que los sueños nos aneguen
tal si fuéramos toneles de uvas pasas
esperando que sobre ellas caiga el relente.

Llama lo de siempre,
las risas de quienes se sujetan las quijadas
con lazos fuertes
y a pesar de ello,
ellas suenan en el aire,
a lo que se dice, ya se sabe,
con timbaladas limpias
y así las ilusiones renacen.

Y también por estos días y fechas
con tantas guerras e inconvenientes
llega un día uno de mayo
en que salen a la calle
los trabajadores atraídos por una explosión
de comunes intereses.

Bajo la esfera de lo posible
a alguien se le ocurre inventar
un mecanismo que ayude
a que los amores sean más eólicos,
hechos con materiales de derribo
de parejas insaciables,
tan o más fértiles que las fuentes
de donde nos llega la vida
sin tomar en ello nosotros parte.

Bueno. No está mal en un poema de media tarde,
hablar sobre humanas sensaciones
y meter la puntilla
en lo que tenemos por delante,
dejar que todo corra
como si nada fuera diferente
a lo que sentimos,
cuando de amor nos llenamos
y con el hacemos que la felicidad reine
allí donde la vida se debe
al placer de sentirse alegres.

Y como todo es síntesis
y gramática parda de la de antes,
palabras, pan y sangre,
con la yugular por delante
y con la vista puesta en lo que nos apetece,
nos sale de las entrañas un grito de dolor terrible,
allí donde un magma viscoso bulle,
incluso aunque
este poema se rompa
y el que lo escribe caiga en el túnel de un tiempo
del cual solo se sale,
ya hecho trizas el ordenador en el que escribimos
y el cerebro que sobre él le da las ordenes pertinentes.