En la casa que una vez fue nuestro refugio,
donde la luz del sol entraba a raudales por las ventanas
y las risas de los niños resonaban en cada rincón,
ahora solo resuenan ecos de risas que se han ido.
Las puertas crujen al cerrarse con un golpe sordo,
y una cinta amarilla con letras negras que rezan
\"Prohibido el paso\"
marcan el inicio del final.
Las luces se apagan, todo queda a oscuras,
y un silencio sepulcral se apodera de la que fue nuestra fortaleza.
Un desalojo que deja nuestro corazón en pedazos,
que atrapa nuestro ser y lo agarrota con fuerza y dolor.
Los sueños que construimos con tanto amor y esfuerzo,
ahora son escombros en un terreno baldío,
víctimas de una crisis que no tiene rostro.
La esperanza, esa chispa brillante, se desvaneció en el aire frío,
solo queda silencio y la oscuridad más profunda,
el miedo y la rabia que no nos dejan respirar.
El miedo a lo desconocido se apodera de nosotros,
y la rabia por la injusticia nos consume por dentro.
Cuando los policías y los del juzgado llegan,
altivos y poderosos, con sus uniformes y trajes bien planchados,
el temor nos paraliza, la ira nos consume,
y la lástima nos inunda como una ola implacable.
Lágrimas amargas caen de nuestros ojos,
como gotas de lluvia en un otoño sin fin.
Gritos de rabia salen de nuestras almas,
protestando por la injusticia
que sobrevive en esta sociedad.
Nos arrebatan toda una vida forjada con alegrías y dolor,
cientos de historias creadas con amor, con pasión,
el nacimiento de nuestros hijos, la pérdida de un ser querido,
los recuerdos que el tiempo borrará, todo nuestro pasado.
En el silencio de esas paredes desnudas,
que ya no albergan nuestras risas ni nuestras canciones,
se esfumarán los ecos de una vida que ya no será.
Pero, aunque la casa que una vez fue nuestro hogar ahora esté vacía,
siempre estará llena de nuestro espíritu, nuestras risas, nuestra esencia.
El hogar no es un lugar, sino un sentimiento,
y mientras tengamos esperanza, mientras tengamos amor,
siempre habrá un hogar para nosotros, no importa dónde estemos.
Porque el verdadero hogar está en nuestro interior,
en la unión de nuestra familia, en la fuerza de nuestros sueños.
\"Inspirado en mi propia experiencia de haber sido desalojado hace 12 años\"
Epígrafe:
\"No hay lugar como el hogar, excepto cuando te lo quitan.\" - Proverbio irlandés