Ay¡ del aire que se estrella
contra rocas escondidas,
supurando las heridas
de los años, en las rocas
que por aire, viento sopla
sin que nada lo detenga.
Ay¡ por viento, por marea
de los mares cabreados,
que las olas hacen valles
y otras acantilados.
Ay¡ del sol, de su calor
que nos abrasa a diario,
con su luz y con su manto
que ha de hacer si con sus rayos?
se apaga su resplandor.
Ay¡ del cielo estrellado
que tan grande cree que es,
y las nubes lo taparon
desde el suelo, no se ve
porque el cielo está nublado.
Ay¡ del bosque, de su vida
entre verdes y morados,
que sin agua se ha secado
y ahora muerto se ve,
todo el se ha marchitado.
Ay¡ de la luna, su luz
se apaga sin ver el sol,
se marchó su resplandor
dejando la tierra a oscuras,
no hay luna si no hay sol.
Ay¡ del agua, que se seca
en la tierra encarnecida,
se va con ella la vida
porque el agua no es eterna,
sin la lluvia bendecida.
Ay¡ de las estrellas que brillan
a lo lejos, en el cielo
pues el fin del universo¡
les da final a sus vidas,
Se apagaron los luceros.
Ay¡ del final de la vida
que se va, sin despedirse
y anuncia el fin de los días,
entre tormentas y eclipses
se muere, y no resucita.
Ay¡ del hombre, que avisado
no ha sabido evadirse,
y muere con sus pecados
en estos días tan grises,
en que todo, se ha acabado¡