Últimamente, en las noches vastas y eternas, rememoro cómo nuestras pieles se fundían, una junto a la otra, nuestros labios explorando cada gota de sudor, cada inhalación sincronizada, cada exhalación compartida.
Y pienso en cómo podría haber sido mejor, cómo podrías haber sido mi completitud, a pesar de tus imperfecciones a los ojos de otros. Mi único vicio era perderme en la tristeza de tus ojos, nadar en las lágrimas de amor que brotaban de tus más profundos anhelos.
Te susurraba un \"te amo\", esperando que resonara en los recovecos de tus labios, formando el eco de un \"te amo más\". En realidad, era un \"te necesito y siempre te necesitaré\", porque una vez que el amor se consuma, se forjan lazos imborrables.
Tú, mi preciosa niña, supiste guiar el torrente de nuestros sueños, los mismos que te traen a mí cada noche, mientras aguardo el día en que se hagan realidad.
¿De qué sirve soñar cuando estás presente pero ausente a la vez? ¿De qué sirve amar si nunca aprendí cómo hacerlo? ¿De qué sirve llorar si tus lágrimas no te traerán de vuelta?
Y ¿de qué sirve vivir en las noches más oscuras, donde residen los sentimientos de amor ocultos que se reflejan en tu voz, tu esencia, tus besos?
Solo son las melodías de tus susurros las que calman mi ser oscuro