En el rincón más dulce de mi mente,
donde los sueños viven y persisten,
busco entre susurros, suavemente,
la felicidad que se resiste.
¿Dónde se esconde, dónde se halla?
¿En las alturas, o en la tierra baja?
¿En el abrazo de un niño que me abraza,
o en el horizonte que el sol enmarca?
Quizás en la melodía de una canción,
o en el silencio, tras la tempestad,
en el trabajo hecho con pasión,
o en la paz de la simplicidad.
La busco en cada amanecer,
en la esperanza de un nuevo día,
en la sonrisa que me da el placer
de compartir la alegría.
Mas he aprendido en mi andar,
que no está lejos ni escondida,
la felicidad en su simpleza singular,
en cada momento, da sentido a la vida.