Sería bueno volver a la niñez, poder al menos un día ir en esos pies de niña que corría con el viento tibio que envolvía mi cuerpo y refrescaba mi rostro, con ese, vestidito de color amarillo pastel que le gustaba tanto a ella.
Unos zapaticos blancos ya muy gastados de tanto correr por las calles viejas de mi barrio.
Ser más inconsciente de la realidad que embargaba ese momento de mi vida, esa realidad que duraba tanto en la vista a ojos de una niña que crecía en un pueblo pequeño.
Dejar de pensar en un mañana pues no había, solo se vislumbraba un día a día lleno de sol que no dejaba soledad, hermanos y amigos de barrio que siempre estaban ahí en la calle al salir en las tardes.
Solo quería ser esa niña que con su pelo negro crespo y gran sonrisa espontánea crecía muy a pesar suyo y que no veía posible ser una mujer un día.
Esa nostalgia que me invade sobretodo cuando más sola me siento porque en la realidad lo estoy no es posible sacar ya del alma, unos ojos tristes que ya no lloran inocencia, cansados de ver tantas cosas que no dan más que vacío se dan al momento de evadirse así y no querer volver a ser esta mujer madura que ahora es.
Más sola que nunca y más rota que antes sin esperanza de nada se deja ir en un sueño que nunca fue y que se llamaba \"felicidad\".
Ya no hay niños en la calle, por la cuadra de la casa de mi madre solo hay soledad, frío y uno que otro grillo que canta el dolor de no ser más lo que un día se soñó ser.
Si por lo menos un día pudiera salir a la calle y correr ...
Anna.
Mayo 2. 2024.
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