Un poema es un mundo, una cosmovisión,
a veces transitoria y no definitiva.
Si no crearas vida
serías en extremo deprimente,
la más desoladora panorámica:
Estrellas y planetas
y lunas y asteroides incontables
y fino polvo cósmico
en forma de galaxias;
los cúmulos galácticos
dispersos a través del ancho espacio
oscuro, silencioso,
abierto, sin orillas, infinito...;
las tácitas tinieblas inquietantes,
la vasta noche lóbrega y perenne.
Serías un estéril universo,
materia y energía nada más;
el puro devenir
de una entidad abiótica y sin meta
flotando en el vacío existencial.
Incluso bien podrías ser ubérrimo
—cual eres en la Tierra tan fecunda—,
el orbe asaz espléndido,
el universo pródigo,
el Cosmos harto grávido de vida,
pletórico de espíritu vital,
mostrando por doquier
pasmosa exuberancia,
afluencia de prolíficas especies
por todos tus rincones,
cubriendo tus lugares más remotos.
No obstante,
aun con tu profusión
de innúmeras y exóticas criaturas,
por todo tu compás diseminadas,
si no crearas seres
dotados de conciencia como el hombre,
serías por entero
la cosa más absurda;
la máxima expresión del despropósito;
un mundo aún más falto de sentido.
viernes, 3 de mayo de 2024
VERSIÓN 2