Si mañana al encontrarnos
por algún camino dado,
tu corazón agitado me ignorara
y tus ojos ya no me miraran…
sentiría que fui tu gran amor
y tu mayor fracaso.
Si al pasar por mi lado
tus pasos, raudos, te alejaran,
temiendo de nuevo ser llevada
por la senda de la amargura,
comprendería esa premura
porque vas, con nuestra criatura.
Y volviendo al mismo punto…
si la niña, halando te llevara
y entre risa y alegrías te dijera:
“mami apúlese”…
¡una mirada… tú me regalaras!…
Me quedaría casi muerto de alegría...
Mi boca diría sus nombres
y lo mucho que las amo…
el corazón me saltaría en el pecho
y las ganas de alcanzarte asomarían,
pero… el fruto de nuestro gran amor,
por la niña, yo desistiría…
Delalma
Viernes, 22 de octubre de 2010