Teorías germinan sin freno
por entre los escollos,
yo, sereno, sin agobios,
siento como a mi alrededor
los ojos apesadumbrados
de los pasajeros de aquel tren,
que sin un determinado avatar
persigue, estación tras estación,
deslizándose entre las vidas
siempre paralelas, que ni siquiera
confluyen la infinita e inagotable
trayectoria que, poco a poco,
se aleja desde el vagón trasero,
para que al término del tiempo,
mientras descarga la tormenta,
y el camino ahora herrumbroso
se pierde y difumina por entre
la cortina de lluvia, en sensaciones
sin freno, al intermedio del preludio
¡Solo, he de apearme en la próxima estación!