En mi mundo interior del cual soy dueño
De palacios de mármoles azulados
Con luces de corales iluminado
Que de lejos asemejan soles,
Predominan las fuentes de la mente
Que transitan hacia valles de alabastro
Do el fulgor de volcanes ardientes
Hacen brotar con fuerza las palabras
Que invocan a los dioses, hoy ausentes,
De esta humanidad que al futuro no le lega nada.