\"...Seguí tus pasos, cortos, por la playa
que se perdían, pronto, mar adentro,
superando las algas y las aguas
para encontrar la paz en el silencio.
Silencio con la música de cámara,
y de olas y resacas con el viento,
la brisa y el nordeste acostumbrada
llenaba de salitres todo el cuerpo...\"
***
Hoy no puedo escribir
se me alteran las letras,
llevo hielo en la sangre
que congela las venas.
Una bruma me invade
y oscurece la idea
y el sentir de los versos
que mi pecho quisiera.
Estoy lento y cansado,
ya no tengo ni fuerzas,
y un suspiro, en los ojos,
que suplica clemencia.
Porque estoy derrotado
y la muerte me espera,
en un tren sin destino
que me lleva a otra meta.
Se acabaron las rimas
y también los poemas,
es el punto y final
de una tarde cualquiera.
Rafael Sánchez Ortega ©
03/05/24