Raiza N. Jiménez E.

Remembranzas y Tango.-

A lo lejos escucho el teclear de un afinado piano.

Llegan a mí sus notas sutiles y mi alma se anima.

Veo a mi madre moverse, con su danzar, liviano.

Cuando toco el piano, Ella danza y jamás camina.

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En su mágico ritual, expone al aire, su pelo cano.

Es ágil como pluma y se alza al aire, para danzar.

Si se anima al baile hay que moverle, lo cercano.

Si Ella decide bailar, yo no podré, dejar de tocar.

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Bailó el tango con rigor, era la reina de la cruzada.

Hoy, cuando miro al pasado, estimo su compañía.

Tuve de Ella, gran exaltación y clases de avanzada.

Cierto es que, en su rigor, fue la gran fortuna mía.