(liras)
Cuanta vida me has dado,
que, hablar de lunas llenas adoradas,
sería como el hado
que regala añejadas
bendiciones en vides azuladas.
El primer beso mora
en la mejilla viva de mi tempo;
caricia turbadora
sin ser de pasatiempo…
Ósculo premuroso de destiempo.
Te recuerdo tardío
sentimiento en cadena de hiel plata,
que, nació de un estío,
y que siendo sensata
ornamenta rojiza, al hoy, me mata.