POEMA DEL SUEÑO PERDIDO.
Como quien hace un viaje hacia el pasado,
como un volver al tiempo ya vivido,
pasa por mi memoria naufragado
tu nombre, que creí, selló el olvido
Te recordé tan joven y tan bella,
la luna propiciaba los “te quiero”,
te engalanaba el marco de una estrella
y tus ojos brillaban cuál lucero.
Los dos encadenados de la mano,
al mundo desafiábamos felices,
yo me sentía de tu amor ufano,
no pensaba en tragedias ni deslices.
Dicen que las tristezas solo afloran,
cuando se entrega el alma con locura,
los que proclaman este adagio ignoran,
que en el amor se pierde la cordura.
Y mi llanto lo pongo cuál testigo,
de la demencia cruel que me acompaña,
yo queriendo olvidar no lo consigo,
amando al ser, que torpe y cruel me engaña.
Hoy llega con dolor a mi memoria,
el día que te vi por vez primera,
quise que fueras parte de mi historia,
que fueras tú, mi sol, mi primavera.
En esta soledad en que batallo,
cuando creo encontrarme tu mirada,
quiero decir tu nombre y me lo callo,
y mi llanto se vuelve carcajada.
¿Por qué te conocí? Qué mala suerte
el haberme entregado a tus encantos,
porque este amor me causará la muerte,
en medio de tristezas y de llantos.
Me decías “te quiero” y yo creído,
solo atinaba a darte mi embeleso,
“eres lo más hermoso que he tenido”,
y al verte sonreír te daba un beso.
Qué bonitas palabras, que mentira
fue recibir tu amor en cada noche,
lo juro por un cielo que nos mira,
que no es mi estilo hacerte ni un reproche.
A veces, cuando pienso en ti deliro
que estás aquí de nuevo y te menciono,
yo que soy un cadáver que respiro,
solo sé de tormento y de abandono.
Yo bebí de tus aguas la amargura,
no te culpo, mi alma fue cobarde,
contigo conocí la noche oscura,
y mis sueños marcharon con la tarde.
KIN MEJIA OSPINA