No se si tomé la desición correcta
Si erré el camino
Pero, tengo miedo.
Mi vida se ha regido por lo que debo ser,
Desde pequeña cada decisión fue tomada por la razón.
Por la ruta preestablecida del éxito.
El estudio, el reconocimiento.
Y, mi mente se desarrolló amplia
Pero insegura.
Dudaba en cada paso,
Aunque fuera pequeño,
Preguntaba con temor a lo que se supone debo ser.
La suficiencia. La utilidad. El deseo hiriente de no ser desechada.
Hasta que un día,
luego de años enteros de esconderme,
de callar, de reprimir.
Decidí escucharme.
Y entendí que somos seres de reconocimiento, de orgullo,
deseosos de compartir el éxito, el triunfo, el ego...
Y, aunque me temblaran las piernas y el corazón,
Por una única vez, pensé en mi.
En lo que a mi corazón, a mi niña interior, le haria feliz.
Sin creer que ahora el mundo me daria la espalda,
Se cerraran puertas, el amor,
y se abriría solo la duda y la decepción.
Porque el patrón marcado fue roto a conciencia.
Y me hace sentir tan sola, tan diminuta.
Como todo un desperdicio.
Esas voces, esas palabras, resuenan, perforan.
Llenan un alma que ansia ser feliz.
Y las sonrisas forzadas, las palabras que sobran,
no son suficientes,
No llenan el vacio de quienes amo.
Derrumbandome.
En la duda. La inseguridad. El miedo.
Y, el desperdicio que fui, que soy ahora.
Me grita, me asfixia.
Logrando que los pocos lazos tejidos por primera vez por mis manos
Se deshilachen por completo.
Formando de nuevo el patrón
Que me atrapa y envuelve,
El alma, el corazón y el pensamiento.