“Juan Mambrilla”
Mi infancia sigue escondida
en esos patios hermosos
de la calle Juan Mambrilla,
con pantalones cortos
y cara de melancolía.
Y en el jardín frondoso,
en la fuente de agua fría,
sacio mi sed de mocoso
después de mis correrías.
Jardín tupido y boscoso
donde el tiempo pasa lento,
donde la luz de la luna
daba un tenebroso aspecto.
¿Dónde estará aquella infancia?:
Solamente en mis recuerdos.
¿Dónde está aquella inocencia
de aquel rapaz tan inquieto?
Jardín que ha visto mis lloros,
alegrías y misterios.
Entre sus setos se esconden
mis más vitales recuerdos,
de esa infancia tan lejana
y mis más tiernos momentos.
Quisiera retroceder en el tiempo
viendo de nuevo mi cara
con sesenta años menos
y hablarme despacio al oído
y contar todos los hechos
que me esperan en la vida.
Y aunque fuera sorprendido,
el niño que me escuchara,
ir preparando el camino
de mi vida del mañana.
Contarme que seré feliz
que tendré dos hijas guapas
y que alguna vez también
pasaré horas amargas.
Que tendré nietos y nietas
con cara de porcelana
y que el amor de una mujer
rozará alguna vez mi alma.
Y aunque no entendiera nada
contar un poco mi vida
a ese mocoso que mira
con sorprendida mirada.
A ese mocoso, que atento,
se hace una idea lejana
de cómo será su futuro,
en el día de mañana.