La ultima del sábado
es la que mejor sabe,
debe ser porque está esperando
que se la coja por la cintura
y que se le hable,
que se le diga hago agradable,
que el tacto sea suave,
que el amor brille,
que el querer se demuestre
sin más experimentos
ni condicionamientos
que esos de Pavlov
que provocan salivación constante.
La última del sábado
salió del frío al instante,
para ya besada y apretada
con la fuerza de mil titanes,
entre mis manos escurrirse
antes de alejarse .
Muchos son sus nombres
y su hermosura grande,
es dulzor de miel,
su amargura no me retrae,
se que es ardiente
y que su pasión todo lo puede.
Cuando me marcho ella entiende
que volveré para quererla
y que ella será la de siempre,
hermana de sus hermanas,
siempre la más grande,
pues cuánto más la quiero
ella en mi se convierte,
en el reflejo de una luz
que al golpear sobre un vidrio
vuelve a su estado natural
para deleitar
a quienes solo de ella beben.