CONTRA LO CIRCUNSTANCIAL
Los edificios se acoplan a las luces
de las farolas a lo largo y ancho
de la calle en invierno,
dentro de la envolvente
penumbra. La noche nos rodea
pero el pueblo sabe resistir el asedio de la profunda oscuridad,
la única reinante, con sus luces eléctricas, amarillas,
con sus farolas pintadas de negro que protegen
los secretos compartidos por todos sus habitantes,
dentro de un nimbo poético, sí; pero también verosímil
y, más que nada, real. También la luz de las farolas
resiste con elegancia y con cierta holgura, y con un punto
de osadía frente al porvenir, con las casas apiñadas
por una calle
más bien estrecha y sinuosa que emerge
contra lo circunstancial.
Gaspar Jover Polo