Te digo adiós,
poema de mi vida,
te dejó aquí
con versos y sonrisas.
Debo volar
partir hacia la orilla
del ancho mar
que espera con su brisa.
No volverán
mis llantos y mis risas
para mirar
el campo y margaritas.
Te dejaré
la estela y la energía
para que puedas
seguirme si precisas.
Y sentirás
del viento sus caricias,
que te darán
los besos que querías.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/05/24