En el eco del silencio, en la quietud de la noche,
yace la sombra de un ser, envuelto en su derroche,
extraña su propio ser, en el laberinto del tiempo,
buscando en el espejo, su reflejo, su aliento.
En el eco de sus pasos, en el eco de sus risas,
percibe un eco lejano, una melodía imprecisa,
extraña al que solía ser, al que un día conoció,
pero se desvaneció como humo, como un eco que se perdió.
En los pliegues de su mente, en los recuerdos más lejanos,
busca la esencia perdida, entre sus sueños vanos,
extraña la inocencia, la pasión que ya no arde,
en un mar de nostalgia, donde el tiempo se desgarra.
En la danza del universo, en el baile de los destinos,
busca el camino de regreso, entre sus propios laberintos,
extraña al que una vez fue, al que dejó en el olvido,
pero sabe que, en su búsqueda, ya no se reencontrará consigo mismo.