Dicen que tú eres la que brilla;
La más admirable de las constelaciones.
Pero para mí pareces un vino en Sevilla,
La osa mayor a las mayores.
Espero que no sepas que mis gabinetes ahora están ocupados
Haciendo espacio para tu iluminación
En medio de un brote de sentimientos alborotados
Que hasta la fecha luchan por definir la dirección.
¿Cómo es que cautivaste mis ojos de gato
Si a duras penas conocía tu apellido?
Me regalaron un golpe servido en un plato
Por una onda de luz que hace mil años no ha ocurrido.
Díctame los pasos para no enloquecer con tus elegantes rasgos
Para no ser atropellado por el resplandor que arrasa con todo a su paso.
Solo me doy cuenta de que estoy cerca de llegar a la meta
De que en mí espacio habiten tus cometas.
Quiero degustar de tu interés,
Deslizarme en los suaves lirios de tus promesas.
Recordar tu risa con un chiste en portugués
Y, si Dios me lo permite, buscarnos un lugar turquesa.
El solo pensar que eres filosofía me vuelve en Aristóteles.
Muero de hambre por saber si tu puerta se encuentra abierta;
Si hay otra nota que acompañe tu armonía
Y ser obligado a morir de frío afuera.
Porque mientras tú brillas con las luciérnagas
Yo soy uno más de los observadores que cautivaste con tu luz.
Y si escogieras ser la madre de mis palabras huérfanas
Tal vez reviviéramos prodigios, hasta a los tiburones de Veracruz.
Me da miedo admitir que tal vez seas un rocío de año nuevo,
Una ventisca de primavera, un parpadeo insólito.
Pero allí descansa la belleza de un amor tierno y locuaz
Porque al final del día no sé si solo eres un destello fragante, mi estrella fugaz.