En la inmensidad cósmica, bajo un manto de estrellas, Dos almas se anhelan, dos cuerpos en espera. Una noche ardiente, más allá de la Vía Láctea, Donde el tiempo se detenga, y el amor se desata.
Un sueño sin fronteras, donde el alba no exista, Besos que incendien, pasión que insista. Nuestras miradas, un lenguaje sin palabras, Un universo de emociones, que en ellas se agolpan.
Fuego que corre por nuestras venas, Deseo ardiente que en las almas emana. Dos cuerpos celestes, en una danza infinita, Buscando la colisión, la explosión exquisita.
Amor y pasión, control y entrega, En un instante mágico, donde el alma se despliega. Manos que recorren, piel que se enciende, Labios que susurran, placer que se prende.
Calor que nos envuelve, como un fuego sin fin, Ni el espacio ni los océanos, podrían apagar lo que sentimos. Noche sin fin, orgasmos sin medida, Gemidos que eternizan, una pasión sin bridas.
Cometas errantes, en busca del encuentro, Una arremetida de placer, sin freno ni lamento. Amanecer entre sábanas, café con sabor a miel, Un orgasmo mañanero, que endulce la piel.
Tanta deuda pendiente, tanto amor por dar, Es hora de despertar, este sueño ya no esperar. En tus brazos me refugio, la aurora se asoma, Y en la luz del nuevo día, nuestra pasión se asoma.
JTA.