Me dijiste que odiabas lo dulce.
Me dijiste que querías ser amado.
“¿Podría ser yo, quizás?” A mi cerebro el corazón preguntó.
“Déjate de tonterías, él de alguien más ya se enamoró” El primero contestó.
Y es verdad, yo nunca podría ser de quien estés enamorado.
Mi amor es más bien azucarado,
Y tú siempre me dijiste que odiabas lo dulce.