Él quería enamorarla...
la amaba más que a su vida,
la adoraba sin medida
como nunca amo jamás.
Él daba todo por ella,
sin riquezas o fortuna
solo le ofreció la luna,
pero ella pedía más.
Ansioso por complacerla
empeñó todo lo suyo,
negoció hasta su orgullo
para verla sonreír.
Pensó: Será suficiente
ofrecer comodidades
sin tantas banalidades,
pero ella volvió a pedir.
Temeroso de perderla
y al hallarse sin salida,
le ofreció toda su vida
sin importar lo demás.
Ella, cual reina orgullosa
al verlo desesperado,
sabiéndolo enamorado,
lo miro y le dijo ¡Más!.
Le entregó todos sus sueños,
sus ansias, sus ilusiones,
el alma vuelta jirones…
rogando por su bondad.
Ella los tomó gustosa,
dejando ver su sonrisa
y luego, sin mucha prisa
le dijo ¡Más! sin piedad.
D.R.