Un ingrávido recuerdo
me lleva a la juventud,
a veces ya ni me acuerdo,
estaba en mi plenitud.
Lacertoso adolescente
con fe ciega en el amor
hialino, con la gente
etéreo cautivador.
Discurría aquella vida
entre música y deporte,
fiestas, libros y poesía
el auténtico soporte.
Que decir de los guateques,
donde bailando, agarrado,
temblaban hasta los dientes
con una chica a tu lado.
Tan inefables momentos
parecen ahora entelequia
brillan, pues, los sentimientos
por esa cercana ausencia.
Se fue nuestra juventud,
con ella se va la vida,
vivimos con inquietud
pensando en la despedida.
Classman