Cuando pasas con tu manto y tu corona despeinada
lagartos, ranas y sapos se dicen no pasa nada.
La montaña está presente y bien baja la mirada
los árboles que la adornan son caminos, flores, frutos; tallos,
raíces ancestrales, millares de hojas deshojadas,
vainas de hombres con sus semillas muy guardadas.
un río ahoga su llanto de aguas sacrificadas.