No dejo de recorrer a diario
el mapa de tus más íntimos aromas.
¡Tan hambriento estoy de tus horizontes!
Es tu perfume sucesión infinita de matices,
que han ido atracando para siempre
en mis venas, donde, sin descanso,
se alimenta el palpitar que mi sangre necesita,
y así hacer innecesaria la resurrección de
tu presencia.