En la penumbra tus ojos son cómo dos lámparas apuntando los senderos;
esos ojos que esconden el fuego del crepúsculo.
De tus labios las barcarolas sucumben
y cantan en la medianoche
Mientras tiritan las estrellas.
Bruñen de pronto las estelas
cuando el navío de tu amor se precipita hacia mi alma solitaria.
Cae en bruces los vendavales
en tus pétalos remojados por la luna,
oh el rocío de la noche que te cubre
es cómo un cauce de ternura taciturna
y lúgubre por dónde navegan mis emociones.
Cae y explota cómo la luz de los limones
en la primavera, magnética y pavorosa,
a ti la noche bendijo tu existencia;
sencilla y reverberante.