En el abrazo del crepúsculo, en sombras veladas,
Guardo silencio, mudo eco de despedida,
En mi pecho, la emoción, la angustia bordada,
Y en el alma, la partida, la triste despedida.
Bajo el manto de la noche, mi voz callada,
Susurra secretos que el corazón no olvida,
En cada estrella, un recuerdo, una mirada,
Y en cada suspiro, la verdad dolorida.
Silencio, como un río que fluye en la alborada,
Llevando consigo los sueños, la vida compartida,
En el eco del adiós, la promesa guardada,
Y en el silencio, el amor, en su última medida.
Así me sumerjo en el océano del olvido,
Donde el silencio es mi único testigo,
Y en su calma, encuentro paz, abrigo,
En el silencio eterno, mi amor contigo.