Mujer, vendimia azucarada,
centro en el amor por ti,
la residencia de mi canto.
Bajo los cielos, en silencio,
entre crepúsculos, mi cuerpo,
paloma salvaje
cruzando el espacio de tu voz.
Y desde entonces no dejo de gozar,
primitivo, imposible,
salvaje entre tus piernas.
(Del libro Poemas y cartas a mi amante loca joven
poeta psicoanalista, Ed. Grupo Cero).