Paráclito (Espíritu Santo)
Es río de agua viva, torrente de consuelo;
la vívida aletheia que carga con la unción.
Fragancia y alimento, campánula del cielo:
el cántico fraterno que nace en la oración.
Axioma de la vida, tesoro y gran modelo,
su voz es como estruendo por toda la región...
de esencia sempiterna, de rostro, terciopelo;
él es la ubicua sangre, la miel del corazón.
Y en medio de la fuente con eco consagrado
nos llama y nos recuerda la ley que Dios proclama,
haciendo mil virtudes del don que nos ha dado.
Y así... muy transparente con gozo, siempre llama
usando la palabra con voz de buen soldado,
aquella que nos dice: ¡confía, que él nos ama!
Samuel Dixon