Elthan

Asceta

Asceta.

 

 

 

Radicalis,

inicio, frondosidad, ¿ Nunca lo deduzco ?

en su lugar la urna de existencias,

¿ Sigues a mi lado maldito consejero ?

ofrendas que solo traspasan reminiscencias,

rayos, iluminan las sepulturas ensangrentadas,

oyendo voces moribundas, glaciales,

que destrozarían la más animosa envoltura,

aplacando latidos en instantes,

contemplan a modo de letales andrajosos,

a quien genera olor negro, un devorador,

la bestia lo ha parido en su lecho,

al incongruente, un ególatra enaltecido.

¿ Clemencia inusitada por ello ?.

 

 

Deplorables ilusiones, grazna el cuervo,

elige un sendero, no seas miserable.

Satisfecho al evocar, cual soplo,

cilicio en la mesa de la gestación.

Plutón ceremonioso, es solo un seudónimo

¡ No deben conocerlo !

Negación tres veces, para una cuarta afirmación,

cómo olvidar las hojas afiladas,

seis marcas en mi brazo en su honor,

¿ Buscare la séptima, el numero perfecto ?.

 

 

Humo y partículas estáticas suspendidas

letras al alcohol, caminatas cerca del cielo en el infierno

tan familiares me son, al igual que las cadenas

lenguaje del fuego sin desamparo, el día de malebolgía,

manantiales intrínsecos manan suspendidos,

a placer en lúgubres estancias,

demasiado tiempo ha fatigado, un lapsus cansado

niños extenuados, en oscuridad perecen.

Mientras desde la arboleda se oye el rumor,

los parásitos blancos entonan \" Sanguis bibimus \"

y devoran ansiosos lo que el corazón esconde.

 

 

Crujen tristes los alambres, sus púas oxidadas se han vuelto vetustas,

hay tres en la calle recóndita, risas, humo y sombras,

carcajadas y llantos noctámbulos,

en el lecho, la nobleza y humildad acaricia los cabellos,

todo es un misterio, ¿ Para quién ?.

Vuelven las figuras ancestrales

recriminas, más cuáles son tus letras sanscritas

¡ A quién le importa !,

deshumanizado, los caminos van y vienen,

la ves como a la maldita cazadora macilenta y blanca.

 

 

 

¿ Quién maneja los hilos titiritero?

mira sobre ti, el mayor reprobó,

atravesado de pies y manos,

otro estigma, obsequiado una vez casi dormido imperceptible.

Un mandamiento: no despertaras a tu presente y futuro, sufrirás.

La luz se ha vuelto violenta, cosa diabólica,

embrujado, por la madre de las culebras, la culpa de las penas

raído los cabellos, lentos muy lentos demasiado,

el espacio en blanco continua hasta donde la vista alcanza

ya le he nombrado en ocasiones, nadie se entera.

Al igual que en los abismos del deseo, la carne se corrompe,

repugnante lascivia, donde el alma se eclipsa.

 

 

 

Bendito sea el pago, al soberbio. ¡ Tal vez !.

León rugiendo, repasas te hallarás una vez más niño

Caminando sin rumbo, sin posesiones, dejándolos pausadamente.

A pie desnudo sobre la calidez de diamantes,

son tan preciosos como desgarradores,

les dejo en rojo, no es intencional

por fin donde la bestia, con ojos rojos clama, ¡ Asceta !

las flamas de su corazón iluminan violeta,

hoy los colores me son monocromáticos

inclina su altiva cabeza, pregunta ¿ Por qué ?

descalzo aun, beso su frente, vierto mi lluvia salina sobre ella.

Tampoco lo sé.

 

 

Hedonismo, la trampa del estaxis carnal,

lo mundano, aleja la verdad interior.

El céfiro se lleva lagrimas silentes,

los penitentes deambulan mortificados,

tras exoneración y porque no, emancipación.

León rugiendo, repasas serás idóneo, una vez más niño.

Montaña un refugio, arañas crean suaves vestiduras,

en contemplación, solo vuelan alados negros,

a través de nubes grises,

la vastedad junto a lo vano, del firmamento

se hizo unisonó al asceta,

augurando el incierto devenir.

 

 

Elthan.