He querido crecer al pensar quê ofrecerte,
he querido triunfar al pensar en qué darte,
cuando todo ofrecí, no logré convencerte,
cuando todo lo dí, no parece alcanzarte.
Se erosiona por dentro, los vestigios de calma
se me van, si pedir lo mismo es pedir mucho...
¡Qué frustrantes que son, los pálpitos del alma!
Al contar las palabras que -elusivas- no escucho...
Me persigue el ocaso del siniestro sentido
pues creí que mi entrega ha de ser diferente,
es por eso que duele y me siento perdido
al sentir que a final, nunca fui suficiente.
La vida nos recuerda la verdad con razones,
y plasma los deseos, sin filtro, en las acciones.