Siempre serás mi amante
como una música que siempre
se pega al oído y sana.
No dices nada, nunca dices nada,
pero me miras, siempre me miras
como seda al cuerpo.
Ries y me ganas,
lloras y me ganas,
amas y me ganas,
naces y mueres... mueres y naces y,
siempre me ganas, siempre.
A veces tocas el piano
y sus teclas son como las
hondas en un lago.
Otras veces le sacas notas
Al violín más triste del mundo
y callan los pájaros.
Me he acostumbrado a ti
igual que el arado a la tierra,
igual que la mariposa a la flor.
Eres tan perfecta como un cielo gris
que no se despide si antes no
cumple sus deseos bien amasados.
Pero, el que decide soy yo cuándo
mojar las sábanas , cuándo cerrar la puerta.
Si tu nombre alguna vez se va
será otro nombre en su lugar y,
otras sábanas.
Voy a abrir la ventana ; ella no lo siente,
no, no lo siente; y tú, tú me quieres;
Ahogado náufrago en una isla.
Andy Lakota.