Gerardo Puentes

Último Regalo

Sueños rebeldes y agonizantes tengo,

tiempo de sobra para olvidar tus besos,

espacio faltante para sacarte de mis rezos,

recuerdos hermosos y lindos momentos.

 

Belleza al recordar que tristezas ya no quiero,

di mi vida, mi tiempo, lo volviste un tormento,

ya no quiero amarte, pero es imposible olvidarte,

tampoco quiero odiarte, vivir contigo fue un arte.

 

Vuelo imaginando días en la casa del árbol,

observo artesanías mientras la mochila cargo,

sueño recorrer caminos, ciudades y poblados,

alucino con tu piel y mis manos en tu encanto.

 

Pierdo la razón por no poder contemplarlo,

anhelo desayunar sour, sea dulce o amargo,

no puedo dormir, pensando en tu pelo largo,

aunque sé que el tiempo no volverá a contarlo.

 

Pienso tu sonrisa mientras estamos bailando,

no quieres admitir que aún me sigues amando,

no sabes de amores locos, ni de cupido flechando,

ni de tiempos perdidos por enamorarte en el fango.

 

Si supieras lo que puedo hacer para recuperarlo,

haría que te la jugáras por mi sin dudarlo,

te haría sentir amor, no tendrías que soñarlo,

serías distinguida como lo fuiste siempre y a diario.

 

Espero estés bien sin mi a tu lado,

fui un infierno para tí, un bufón, un malvado,

me pregunto cómo destruí tu vida sin deliberarlo

y como nuestras almas se fueron apagando.

 

Tu corazón se endureció por penas que te fui dando,

perdí lo más bello de la vida para siempre, sin pensarlo,

aún se escuchan nuestras voces en el campo caminando,

extaño tu calor y tu voz en el lado izquierdo de mi auto.

 

Tantas noches en Saturno nos fuimos adecuando,

humo, vino y huevos duros nos fueron acercando,

 el tiempo tu alma oscureció mientras ibas caminando,

volver a insistir sería castigarte con mi negro manto.

 

El mejor regalo es olvidar tu amor y no anhelarlo,

amar es dejarte ser feliz sin el karma que traigo,

el sacrificio de mi vida, dejarte ser como has pensado,

te amaré eternamente, aunque quiera siempre negarlo.

 

María Eugania Carrera Chandía,

tenerte fue mi mejor y último regalo