Cada palabra encerrada tras una puerta
de enmudecidos candados
y cada suspiro enrejado con alevosos barrotes…
Mientras tanto mi corazon,
fustigado,
que con ansiedad te llama
espera pacientemente aunque sea una palabra.
¡Pero tú no dices nada!
Él sigue llamando y llamando y entonces yo le pregunto
si hace eso por amor pero, aunque es mi corazón,
herido en lo más profundo prefiere no decir nada…
¡Sólo llama, llama y calla!
Yo espero un rotundo no para escapar de la jaula
pero el tiempo raudo se va
y aunque quiero irme con él
tu alevoso corazón
deja el silencio y suspirando…
me atrapa.
Amelia Suárez Oquendo
09/05/24