Busqué tu cuerpo
temblando, con mis dedos,
entre las sábanas.
Pero no estabas,
y aquellas me dejaron
escalofríos.
Tembló mi mano,
llevando mal tu ausencia.
¡Tembló mi alma!
Busqué tus ojos
también, maravillosos,
en los recuerdos
Y vi aquel fondo,
castaño en tus pupilas,
encantador.
Vino un suspiro
callado, hasta mis labios,
que ya temblaban.
Busqué tus besos
que un día me dejaste
sobre mis labios.
Y recordé,
de pronto, aquel \"te quiero\"
con que venían.
Estás en mi
y vamos de la mano
por esta vida.
Busqué el amor,
contigo, ¡tantas veces!,
que enloquecimos.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/05/24