El Corbán

LA MONTAÑA SE ENAMORÓ DE LA NUBE

En la cumbre altiva, la montaña se alza,

un testigo eterno del cielo y su danza,

susurra al viento un secreto en su alabanza,

una pasión ardiente que en su pecho abraza.

 

La nube, errante, en el azul se desliza,

como un sueño efímero que, al corazón hechiza,

la montaña la observa con amor y con anhelo,

anhelando fundirse en su abrazo, en su destello.

 

En la noche oscura, bajo el manto estrellado,

la montaña susurra su amor desesperado,

rogando a la nube que descienda y se quede,

en un idilio eterno que el tiempo no remede.

 

Así, entre cielo y tierra, en un romance etéreo,

la montaña y la nube se entrelazan en misterio,

un amor prohibido, más puro y verdadero,

que en la vasta inmensidad perdura, ligero.