Hugin & Munin

Tan simple y tan humano

En la odisea inmensurable de su espíritu errante,
buscó respuestas en la riqueza deslumbrante.
El capital fluía, mas su alma en hielo se tornaba,
en su interior, un gélido silencio habitaba.

Transitó por veredas de opulencia terrenal,
halló deleites fugaces, no gozo primordial.
La soledad, cual sombra, su corazón acosaba,
y una interrogante en su ser incesantemente giraba.

\"¿En qué recóndito lugar yacerá la dicha auténtica,
esa que no se desvanece, ni aguarda, ni es sintética?\"
Exploró lo superficial, lo transitorio, lo trivial,
mas cada tentativa se sumía en el vacío existencial.

El abismo se expandía, vasto y sin confines,
ningún bien material sus jardines definía.
Mas al fin, en la serenidad de su introspección,
descubrió que la paz brotaba de su propia reflexión.

La felicidad no era un tesoro oculto,
ni un galardón al final de un arduo culto.
Era una práctica, un arte, una elección delicada,
la encontró en el afecto, en la entrega, en la jornada.

Y así, el buscador cesó su afán exterior,
comprendió que la solución siempre estuvo en su interior.
En la sencillez, en la empatía, en la generosidad,
encontró la plenitud, la alegría, la serenidad.