Bajo el hechizo estoy, en la penumbra de un encantamiento,
el mago, con sus ecos, mi alma ha embrujado.
Desde la profundidad de mi ser, se alza un sortilegio,
y en mi seno, una llama provocativa, un fuego inesperado.
Bajo el hechizo estoy, en el velo de la noche constelada,
el mago, con su mirar, mi sino ha consagrado.
La esencia de mi corazón, con su magia ha sido marcada,
y mis ojos, hacia la estela de su presencia, quedan fijos, desvelados.
En cada pulsar, su nombre retumba, límpido y sonoro,
un resonar que en el silencio, se torna himno venerado.
Hechizada, cierto, mas en libertad en este amor insólito,
donde el mago y su encanto, son por siempre venerados.