Existí y entonces llego el vacío
Nunca entendí porqué a mí, porqué antes, porqué ahora.
Deje de buscar sentido cuando la soledad me acogió en casa,
Y entonces recordé que siempre veía una luz, una luz suave y cálida
Una luz que me tomaba en brazos cada que era insoportable el dolor de mi partida
Una y otra vez yo moría y moría y la luz no se cansaba de darme vida
Una luz que fue guía cuando todo se perdía.
Recordé que siendo niña a todo le temía y aun así la luz me hizo compañía
Cada caída, cada golpe, cada herida era amortiguada por la bendita luz que allí se hallaba
Bendita, fui bendita porque aun en el vacío y contra toda ley física esa luz conmigo estaba
Reí al recordar como y sin pensar la luz quería de mi vida una perfección crear
Que inocente aquella luz, que bondad, que poca maldad
Siempre con una sonrisa, aunque el mundo la haga trizas
Con los ojos vendados caminaría cerca de clavos si la luz esta a mi lado
Yo te adoro, luz y si algún día la oscuridad llega a tu vida te iluminare con la fuerza que has iluminado mis días.
Existí y entonces llego el vacío y en él una luz calmo mi llanto con un canto al oído
Desde entonces la luz se hizo llamar madre y con la inmensidad de mi madre el vacío es insignificante.