Cuando la noche apremie se que mi alma se quedará en el ocaso, ese mismo que veía en tus ojos.
Y mi cuerpo, fiel esclavo de tus sábanas
Dormirá tiritando y buscando refugio en tu cabello
Dejando de lado el pecado y disfrutando solo del tacto de tu piel con la mía.
Esa noche, tus lunas encajaron perfectamente con mis estrellas.