Sólo sé que, con el alambique de la pasión
abrazos de Milo perfectos celebrábamos.
Que con besos infieles, vestidos de ovación,
los días viejos a la noche presentábamos.
Con suspiros de contenida desesperación,
impúdicas noches eternas prolongábamos.
Sólo sé que, hoy, las melodías me aburren,
que el camino es rectitud por definición,
que aunque no esté solo, lo estoy, transcurren
los besos por la rutina y su condenación.
Sólo sé que, hoy, mis caricias recurren
al tribunal penal de abrazos sin vocación.
Sólo sé que, Cronos pactó, renunció a su ser,
que los días con cuentagotas se escurren
y cuentan que su retrato se encuentra, mujer,
en tus besos cautivos que sin querer incurren
en el delito de, por mí, no dejarte querer.
Sólo sé que, hoy, ahora, teniéndote aquí,
sólo quiero tu sonrisa de vida, coger
el horizonte de tu mirada, a ti, a mí,
y escondernos donde el sol se va a esconder,
para al día y la noche decir: si, así.