Tu piel es ponzoña de arenas, agua, cristal que se vierte
en lecho sembrado de piedras.
El amor a escondidas subvierte sábanas y camas ajenas.
Ay, ánforas vaciadas de tierra, se beben y beben las penas,
la sangre se estanca en las venas.
Un beso, escultura que miente,
y tus manos, inquietas palomas, acarician en vano mi frente.
Tus ojos, zafiros y estrellas, son luces de pinturas vivientes.
Ay, amor, capullo ferviente,
se siente y se siente en el vientre esa voz que tu voz ya no asoma.
Por mi alma cabalga tu sombra, y mi voz en silencio te nombra.
La luna atestigua silente que tu cuerpo es mi danza morena,
con secretos, murmullos, promesas y del viento, lisonjera.
Ay, dichas que en el viento se elevan. Ay, mi alma su prisionera.
Racsonando Ando.