(A Malú de Luján, que inspiró estas letras)
No concibo mi infancia
sin aquella calleja,
con los niños jugando
sin pensar en aceras.
Eran juegos variados
de canicas y \"perras\".,
donde risas y gritos
conformaban las juergas.
Las callejas tenían
en balcones, macetas,
con geranios y rosas
que alegraban las penas.
Si miraba a lo lejos
contemplaba la iglesia,
con aquel campanario
de campanas inquietas.
Esta calle, recuerdo,
que llamaba \"calleja\",
y su nombre, grabado,
se quedó en mi cabeza.
Aún recuerdo los gatos
de poblada melena,
y las caras de susto
al lanzarles las piedras.
Travesura de niños,
mitigando pobreza,
ilusiones y sueños
de una infancia cualquiera.
Hoy me vuelvo a su lado
con mis dedos y letras,
al leer unos versos
de una amiga sincera.
Me resisto a olvidarte,
callejón y \"calleja\",
donde antaño entregaba
con ardor mi inocencia.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/05/24