Hashem Fajardo

Segundo domingo de mayo

Que feliz me pone ver a mi madre

Cuando llega con luciérnagas para iluminar

Un hogar que tendrá huecos, pero al que nunca

Le ha faltado alguien que los pueda llenar.

 

Quiero escribirle a mi madre

Por ese amor tan divino,

Tan puro,

Sin tinta ni mentiras.

Solo amor que en vientre nace

Y no tiene fecha de caducidad.

 

Por entregar sus manos al trabajo,

Que aun sin fuerzas, son manos de piedra

Que tienen almohadas para cariño entregar.

Que feliz me pone verla decirme buenos días

Pues entiendo que un día más he de verla sonreír,

He de verla pensar, he de disfrutar su vivir.

 

Escucha mi oración, Dios querido,

Que mi mayor petición es la misma de los lagos;

Que le des a mi madre un vasito de alegría

Y, como función exponencial, aumentes sus días.

 

Leamos la fecha como se lee un cumpleaños.

Reine hoy aquella que intimida al abandono

Y cuyos labios son canciones de besos de calma.

Bendiga Dios a las madres que llenan al mundo de vida,

Bendiga al segundo domingo de mayo por la mujer más querida.