En un mundo que gira sin cesar,
donde la vida fluye con su ritmo vibrante,
se teje un oscuro manto sin cesar,
entre distancias que se hacen abismos.
El hambre acecha en miles de hogares,
la pobreza y la tristeza marca indómita su paso.
Cuerpos hinchados, sin esperanza alguna,
gestos de pánico y angustia, que el viento arranca.
La desigualdad trae consigo dolor y gran desdicha,
divide el mundo entre riquezas y carencias,
injusticia que hiere al corazón del pobre.
En un lado del abismo, se alzan gigantes,
El confort y abundancia que les son heredados,
mientras, al otro lado, se desvanecen los sueños,
infinitas lágrimas empapan caminos quebrados.
Derechos humanos en mil pedazos
opresión y discriminación sin ningún recato,
la igualdad perdida en ríos púrpuras.
la voz del débil ahogada en el silencio.
¿Dónde está la empatía, la bondad y el respeto?
¿Dónde se oculta la justicia y la fraternidad?
Es momento de tejer puentes de solidaridad,
borrar la desigualdad sin dejar ni rastro.
Un mundo justo y equitativo es posible,
donde cada ser humano encuentre su felicidad,
donde todos tengamos las mismas oportunidades,
y las diferencias se desvanezcan en el mar.
Sembremos semillas de igualdad,
que germinen en un mundo más fraterno,
donde el pan y la paz sean la heredad,
y la desigualdad, reine en el infierno.
Que las manos se estrechen en un abrazo.
Que las voces se alcen en coro sonoro.
Unámonos en la lucha, solo con la pluma.
Derribemos las barreras, venceremos con la cultura.