Eres como el agua salada,
Aunque con la limonada tu sabor se confunde.
Junto a los cantantes y las aves, me desvía la mirada.
Con la luna, por las noches, su perfume con mis ojos no se hunde.
Porque, sin pena, veo tu sombra de la mía escaparse.
Aquella sombra cálida y perdida;
Le regalo su tiempo para encontrarse.
Quizá se encuentre en las cantinas, o en la pequeña avenida.
La que narra la historia de alguien que no pudo alejarse;
La misma que abrió tu herida.
Y mis venas ya no sienten tu latir,
Con los hijos de una loba
Veo cómo están a punto de morir.
Tal vez sales a lo lejos, y te recuestas en la alcoba.
Arranca la carrera, y comienzas a sufrir.
Mejor limpia tu pasado, y bárrelo con una escoba.
Reflexiona con este verso; no hace nada las heridas cubrir.
Esto no es una fábrica llena de contaminantes.
Ahí tienes tu puerta de salida; pero, para salir, mucho te tardaste.
La vida tal vez sea una escuela, y fuiste otro de los estudiantes,
De aquellos que no abren la puerta; al último segundo la tomaste.
Los huesos empapados de sed, cual Miguel de Cervantes,
O sin iluminación pintar, cual Chevreul y la ley del contraste.
Un castigo de la vida, de la cual, somos aprendices;
Aunque te confunda con el verde los pinos
Y con los dedos pintando paisajes grises.
Toma la bifurcación y explora nuevos caminos.
Ignora mi alegría y enamórate de tus cicatrices.
Recoge todas tus batallas y pégalas en tu memoria.
Sácate la mugre de tus suelas
Y redirecciona tu trayectoria.
Los abismos y fantasmas que te siguen atormentando
Son vencidos con la pureza del fuego; que te sirva de ejemplo.
Llegarás temprano a un rumbo que nadie se estaba esperando;
Mejor escapa mientras puedes, intenta salir a tiempo.