Bolines

Alma de Ciudad Real

En el sur de Castilla hay una niña

tan guapa como el lucero del alba,

con unos ojos verdes como la siembra

al ver el agua de la primavera.

Parece una mujer salida de un cuadro

del gran Julio Romero.

Una mujer con las que Bécquer soñaba,

plasmar en sus poesías y rimas

o la modelo que Lastrucci anhelaba

para restaurar la Esperanza de Triana.

Si fuera pintor te pintaría en un lienzo

y te pondría en un museo

para inmortalizarte eternamente

en el Olimpo de la historia del arte.

Pero soy poeta y te plasmo

en cada verso

tu encanto y tu belleza

para que puedan imaginarte,

idealizarte y soñarte

cada lector en su lectura.

Eres mi Fátima y mi Cleopatra.

Ojalá algún día poder besarte,

otro poder perderme en cada parte

de tu cuerpo perfecto de diosa romana.

Porque eres la chica con la que soñaba

cada noche cuando era un chavea

que sería mi novia perfecta.

Es como si la Virgen Rocío

se hubiera metido en mi sueño

y hubiera moldeado a la chica

que idealizaba en cada noche de zozobra.

Sus padres no son humanos normales

sino que ha sido engendrada por los dioses

Apolo y Venus en un baño de un hervidero

escondido del campo calatravo.