Tras la noche tan oscura,
entre tumbas olvidadas,
salió de su sepultura
esa Parca descarnada.
Mientras fumabase ella su tabaco
y pelaba a todos su dentadura,
les dió a los vivos un buen aplaco
dijoles con modos y palabras duras;
-Dejense pues de tanto alaraco
que los prejuicios son solo basura.
Pues ya una vez aqui en mi saco
con la rigidéz de mi atadura
asi sean pues pansones o flacos,
de blanca téz o de téz oscura,
de ojos cafés o de ojos opacos,
de gran fealdéz o gran hermosura,
con la aridéz de mis arrumacos
despues de un mes en la sepultura,
asi sean talvez fresitas o nacos,
tendran despues la misma figura.